Infofrut Argentina

La lechuga, el tomate y la inflación

3 minutos de lectura

No podemos soslayar la dimensión que le dieron los medios masivos de comunicación  durante marzo, al aumento de precios en alimentos  remarcando el alto precio del tomate y la lechuga. Parece que la “escapada” del precio de las hortalizas ha sido la causa del aumento de la inflación en nuestro país. Hemos escrito en ediciones anteriores (Nota “Dos países”) las diferencias estructurales que hacen el costo de producción de hortalizas perennes en comparación con los productos agroindustriales. Al tiempo de la trepada del precio del tomate y la lechuga durante marzo  en el AMBA, (que no es el mismo que en provincias productoras de Mendoza, el Litoral y el NOA) que tendrían un “peso” significativo en la inflación esperada para el mes de Marzo.  Parece ignorarse el aumento del combustible (dos veces en 15 días) y el transporte sobre todo la cosecha manual del tomate (redondo y perita) y de la lechuga que demanda el trabajo duro del cosechero en condiciones climáticas desfavorables;  y constituye el primer eslabón del costo de producción. Y en otoño invierno el tomate, por ejemplo, comienza a llegar al AMBA desde Corrientes y Salta (más de mil kilómetros). A diferencia de la producción y cosecha del trigo, el maíz y el girasol totalmente mecanizados y su industrialización, cuyo aumento del precio por la situación internacional de la guerra en Ucrania  ha elevado el precio del pan y el aceite . Y las consecuencias para el aumento sideral del petróleo y el gas, en nuestro país y en el mundo así como el flete del comercio internacional, por la pandemia más la guerra.

Por otra parte ni el tomate ni la lechuga se pueden “estoquear” en frío como son los productos agroindustriales. Incluso con el tomate triturado y envasado que las grandes empresas producen y pueden guardar. Habría que considerar el aumento de estos productos y la especulación que se hace en el AMBA con la conservación de stocks de alimentos envasados de parte de las agroindustrias  en grandes depósitos propios y de grandes supermercados. 

La aplicación de medidas “antiinflacionarias” anunciadas que en parte irían a morigerar el aumento de las harinas como otras medidas contra la inflación, no tendrán efecto mientras el aumento de la energía y la dependencia externa que aún tiene nuestro país del gas, se agrave  por la guerra y por la dependencia del gas importado que acecha a nuestro país ya en el otoño y más aún en el inverno.

Por otra parte no se tiene en cuenta las diversas causas de la inflación, entre ellas, nuestra dependencia de la importación industrial y en el caso de nuestras frutas, la importación de bananas (U$S 300 millones al año) y de kiwis, pomelo, uvas de mesa, paltas, ananás, mango, etcétera que encarece los precios. Todo lo cual se suma para incrementar el histórico endeudamiento externo de nuestro país.

Las frutas y las hortalizas no son la causa de la disparada de la inflación, (por otra parte hay una gran diversidad alternativas) sino la estructura dependiente de la Argentina y el desequilibrio entre la gran concentración del AMBA (más de 18 millones de habitantes) y en provincias, también  se producen  frutas y hortalizas para el consumo interno de numerosas especies y variedades, que en gran medida se envían al AMBA, y se exportan, como el ajo, el zapallo  y la cebolla.

Habría que comparar el aumento de la inflación  en provincias productoras de hortalizas y frutas como Mendoza, San Juan, Tucumán, Salta, Corrientes, para apreciar las diferencias con los precios en  el AMBA.

(C.C.G. Infofrut)

Seguinos en redes

Recibir Newsletter