En el Mercado Central de Buenos Aires apareció a mediados de Febrero, la oferta importada. Se desconocen volúmenes. Las frutas y hortalizas tienen precios libres y han escalado alterando el índice de precios. ¿Tendrá efecto?
En el Mercado Central se sorprendieron por la aparición de manzanas, cerezas, arándanos, naranjas, , ciruela y duraznos importados. En la Argentin, estas frutas llegan mayoritariamente de la mano de Dole, la emblemática multinacional estadounidense con su sede en California y bases en todo el mundo.
Dole desembarcó en el país al comprar la exportadora Productores Empacadores Argentinos bajo la dirección de Pablo Lioni el CEO de Dole Argentina. Y se especializa en bananas que tienen un régimen especial. Hay otros importadores muchos en el negocio de oportunidad que traen palta y kiwi de Chile, melón y uva de Brasil y cítricos de España y pomelos de Israel.
El objetivo oficial para darles acceso a los dólares baratos es para evitar más sobresaltos en precios de productos que no se pueden controlar. Se ignoran las cantidades. Y se conoce que ingresan a precios sustancialmente menores pero que van engordando en la cadena de distribución.
Sin estadísticas confiables
Es que, a diferencia de otros sectores, “en las frutas y hortalizas no existen estadísticas confiables, ni siquiera las del Mercado Central”, asegura el Ingeniero Mariano Winograd, expertos en este sector.
Por cierto, en ese gran ente concentrador puesto en marcha en 1985, han transcurrido décadas y grandes transformaciones no muy “santas” en el Central, que hoy es un gigantesco centro comercial múltiple desde depósitos fiscales a toda clase de mercaderías no frutihortícolas; algo así como un depósito comercial de gran escala.
Para Winograd el volumen importado no alcanza para evitar subas en esos precios. La oferta nacional está limitada en una producción en la que predominan pequeñas empresas familiares con rindes lastimados por la ola de calor pese a que casi toda se realiza con riego. Es lo que sucede con los cítricos del litoral, los duraznos de San Pedro, la papa y la cebolla, afirma.
Salvo en Tierra del Fuego por su clima extremo y la Ciudad de Buenos Aires en la que no hay terreno, toda la Argentina es apta para las quintas y los cultivos de frutas y hortalizas. La actividad requiere mano de obra intensiva y un grado de industrialización por las plantas de empaque y las frigoríficas, además de la logística.
La cereza, la manzana o un limonero, requieren 6 a 8 años hasta dar los primeros frutos y durante todo ese período, hay que aplicar fertilizante, podarlos, protegerlos de las nevadas y de las lluvias fuertes.
Las peras que antes iban principalmente a Europa, con el dólar oficial “atrasado” según los productores, ahora se destinan a Brasil que no tiene esta fruta y es abundante en manzanas. En ambas producciones se ilusionan con un dólar especial.
NOTA DE LA REACCION
Léase la nota PRODUCIR o IMPORTAR de la edición de Marzo